La plataforma, equipada con sensores, se conecta a un
ordenador y envía datos muy precisos sobre nuestra forma de caminar que un
software recoge y analiza. Da información, por ejemplo, sobre la presión que
recibe cada punto del pie durante la marcha, los ejes de movimiento y otros
muchos datos que no se pueden percibir a simple vista y que resultan muy
valiosos para nosotros como profesionales.
Otra de sus ventajas es que se pueden almacenar las
grabaciones de la exploración en movimiento o estática, por ejemplo, para revisarlas
con detalle y analizar la respuesta de un paciente al tratamiento prescrito en
futuras revisiones.
Además, los pacientes pueden comprender de manera muy
sencilla sus problemas al caminar. Las zonas con mayor carga, por ejemplo,
aparecen en rojo intenso y el código de colores resulta muy visual. Y lo que es
más, podemos comparar su patrón de marcha con un esquema normal, según su peso
y estatura, y observar las diferencias.
Hasta hace pocos años, este tipo de tecnologías estaban solo
al alcance de deportistas de élite. Afortunadamente, su empleo se ha
popularizado entre mis colegas y a día de hoy cada vez es más frecuente
realizar este tipo de exploraciones antes de prescribir unas plantillas.
Aunque la verdad es que no resulta del todo accesible y son
muchos los podólogos que trabajan con un sencillo podoscopio, un aparato de
cristal, espejo y luz que permite solo observar los apoyos en estática. En mi
caso, por ejemplo, en la clínica de Herencia he contado desde el principio con
un banco de marchas con una estructura similar al podoscopio pero de mayor
longitud con el que he podido realizar la exploración en movimiento, que ya era
un avance.
Estudios en tiendas y ortopedias
Estudios en tiendas y ortopedias
Resulta curioso, en cualquier caso, que este tipo de equipos
hayan llegado antes a muchas tiendas de deporte o centros comerciales que a las
consultas de los profesionales. Cada vez es más común que un corredor reciba
asesoramiento sobre su pisada al comprar una zapatilla en alguno de estos
centros. Ojo con seguir a pies juntillas las recomendaciones de dependientes o
técnicos ortopedas que no están capacitados para interpretar esta información, ya
que a veces aparecen resultados contradictorios.
Seguro que vamos a sacarle un gran provecho. Y es que
realizar una exploración de este tipo es bueno para cualquier persona, como
base para el tratamiento o simple prevención. No obstante, hay varios grupos
para los que resulta especialmente interesante.
En el caso de los diabéticos, detectar precozmente los
puntos de mayor presión puede ayudar a prevenir complicaciones como la úlcera
neuropática, por ejemplo.
En los niños, con un pie en desarrollo, la posibilidad de
almacenar las exploraciones y compararlas en un futuro es todo un avance para
nosotros y resulta interesante para los padres.
Ni que decir tiene que el gran nicho de esta tecnología es
su punto de partida. En el ámbito deportivo, conocer el patrón de la marcha o
la carrera no solo ayuda a prevenir futuras lesiones, sino que contribuye a
mejorar el rendimiento. Un consejo, en cualquier caso, que conviene recibir de
profesionales sanitarios formados específicamente para ello.
¡Os iré contando resultados!